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LA VICTORIA EN AGC GLOBAL CORPORATE

“Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos, que sus esfuerzos por conquistar su emancipación no deben tender a constituir nuevos privilegios, sino a establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes.” – Manifiesto fundacional de la Primera Internacional, 1864.

“Debemos aprender a expresar las ideas revolucionarias en un lenguaje que entiendan los trabajadores, luchando hábilmente contra los reformistas paso a paso, pero sin abandonar las ideas o perspectivas revolucionarias.”

– Ted Grant; Problems of Entrism, Marzo de 1959.

“Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos, que sus esfuerzos por conquistar su emancipación no deben tender a constituir nuevos privilegios, sino a establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes.”

– Manifiesto fundacional de la Primera Internacional, 1864.

“Las revoluciones se producen cuando una parte no tiene nada que perder y la otra no tiene nada que ofrecer” – Nota del Autor.

Debemos un especial agradecimiento a Víctor Toboso, trabajador del STCM-CGT en el momento de la lucha, testigo presencial y colaborador activo de todo lo aquí relatado, sin quien hubiese sido imposible la victoria.

Cuando los trabajadores de Assista recibieron la noticia a principios de Noviembre del pasado 2022 de que Seguros Generali había concedido la explotación de su call center de siniestros a Unisono Soluciones de Negocio S.A. (Intelcia) y la plantilla iba a ser transferida a la nueva empresa por el artículo 18 del Convenio de Contact Center, un grupo de compañeras de la CGT estaba preparando el asalto al Comité de Empresa dominado por CCOO.

El artículo 18 suponía la posibilidad real de un despido masivo al pasar a la nueva empresa con nueva contratación, y mayor flexibilidad para los nuevos patrones al poder distribuir a estas trabajadoras en las ‘campañas’ que decidiesen con las condiciones que ellos pusieran en contrato.

En paralelo, y sin tener conocimiento de ello, el que escribe y su compañera tomábamos la decisión de impulsar una asamblea de trabajadores que debatiese la situación y plantease un programa de lucha sindical, presionando en primer lugar al Comité de Empresa para que cumpliese con su obligación de convocarla.

La conclusión a la que todos habíamos llegado por vías distintas era que debíamos luchar por la aplicación del artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores. Una subrogación completa manteniendo todos los derechos de la plantilla.

Como ni el que escribe ni su compañera militábamos en ninguna organización desde 2014, pero siendo marxistas de formación (de León Trotsky) nos dirigimos en primer lugar a la CGT para buscar apoyo, sindicato con el que compartimos el 99% de los planteamientos prácticos, y lo encontramos.

CGT nos puso en contacto con nuestros ahora compañeros de sindicato que estaban organizando el ‘Asalto al Comité’ y, tras un primer contacto con los delegados sindicales de CCOO y UGT nos decidimos a convocar una asamblea por nuestra cuenta contra la ‘representación legal’ de la plantilla; arriesgando el trabajo ahora que sabíamos que contábamos con el apoyo activo de la CGT y de sus afiliados en la Empresa.

El planteamiento que se hizo tenía varios ejes fundamentales:

  1. Cualquier decisión tenía que tomarse semanalmente en asamblea de trabajadores.
  2. La propuesta era una huelga (de 72h) para poder elegir un Comité de Huelga que arrebatase al Comité de Empresa el poder de negociación sobre el traspaso.
  3. Cada uno de los miembros del Comité de Huelga sería revocable en cada asamblea y así se haría constar en un punto expreso del Orden del Día. También sería ampliable hasta la cifra que marcase la Ley burguesa.
  4. La huelga sería de 72h; en primer lugar por falta de tiempo. Si salía mal podíamos desconvocar y si salía bien teníamos dos días más para seguir presionando.
  5. Es imprescindible que los trabajadores confíen únicamente en sus propias fuerzas y en la palabra escrita.

Esta propuesta contó con el apoyo de más de un tercio de la plantilla por lo que se convocó asamblea por el artículo 77 del Estatuto de los Trabajadores, enviando burofaxes a las tres empresas implicadas, dada su especial vinculación (término de la jurisprudencia aplicable).

La reacción de la empresa no se hizo esperar y ‘llamó a filas’ a CCOO para que se presentase ante la plantilla para dar una conferencia pública (que fue grabada por varios de los asistentes). En esa conferencia el mismo Secretario General de CCOO-Servicios, Enric Climent, y su mano derecha Yolanda Beltrán intentaron convencer a la plantilla de que la huelga era contraproducente (“AGC hace castañuelas porque no os paga el día y a Unisono le da igual porque no sois trabajadores suyos” Cita cuasi literal).

A pesar de no haber sido notificada su asistencia en las 48h anteriores, estos dos ‘elementos’ de CCOO se presentaron en la asamblea online y fueron expulsados. De haberse quedado las decisiones de los trabajadores no hubiesen tenido validez legal. La Asamblea eligió un Comité de Huelga de tres personas formado únicamente por afiliados de CGT, que fue ampliado la semana siguiente con dos compañeras más.

La huelga que fue convocada, por algunos errores debidos a la inexperiencia práctica del que esto escribe cinco días más tarde de lo previsto inicialmente, fue un rotundo éxito que hizo perder cerca de 8.000 llamadas de un total de 9.000 en 24h con unas cifras de atención telefónica inferiores al 16%. En sólo seis horas de huelga diurna, de las 8 a las 14h, ya habíamos recibido la llamada de capitulación completa de Intelcia ofreciendo la subrogación por el artículo 44 ET en el que posiblemente sea el primer caso obtenido sin juicio en el sector.

CONCLUSIONES

Es imprescindible tratar aquí cuestiones generales y de método que nos afectan a todos los trabajadores a la hora de enfrentarnos con la patronal, si es que es nuestro objetivo acabar con el modo de producción capitalista y sustituirlo por una democracia directa a todos los niveles, empezando por la economía.

Una huelga convocada por los propios trabajadores, o en el caso más común por un sindicato,  contiene en sí misma todos los elementos de una revolución. Cuanto más debate previo haya antes de la huelga más posibilidades hay de que esta tenga éxito y menos necesidad habrá de organizar piquetes contra esquiroles propios. No así, evidentemente, contra aquellos externos y puestos por la patronal dado el caso.

Una asamblea, además de todas las demás funciones que le son inherentes juega el papel de contrastar la validez de las ideas de un Comité. Si las ideas expresadas no están claras para la mayoría y son rechazadas hay que plantearse que el análisis planteado puede no ser correcto. En el caso de que se considere que sí que lo es, hay que tener la paciencia necesaria para convencer a la mayoría a través de la experiencia.

Tres elementos son indispensables para convencer a nuestros compañeros: Paciencia, reflexión y sentido de la proporción. No todo el mundo llega a las mismas conclusiones al mismo tiempo.

No debemos de perder la paciencia con quienes hoy no ven la necesidad del sindicalismo revolucionario porque la gente aprende en base a la experiencia; hay muchas variables en la vida de cada persona que pueden llevarle a expresar un rechazo (velado o abierto) a una lucha concreta o a ideas revolucionarias más amplias, pero pueden convencerse de su necesidad una vez obtenida la victoria. Todos debemos de saber quién es quién pero en una asamblea todos somos iguales, sea cual sea el pasado de cada uno.

Una asamblea victoriosa debe aspirar a ser permanente: Es el germen de una nueva sociedad. Los compañeros electos por la asamblea deben de ser conscientes de que es lo más natural equivocarse, y es por eso que necesitamos la mente colectiva; contrastar constantemente las propias opiniones contra la asamblea, saber retirar una propuesta a tiempo y corregir las propias opiniones. Y deben asumir como algo natural la posibilidad de ser revocados de sus cargos.

Es fundamental aprender la humildad entendiendo que la mente individual es incapaz de comprenderlo todo, que nadie puede estar por encima de la colectividad por más años que lleve al frente de un comité, y saber dar un paso a un lado si uno no se ve con fuerzas de continuar la lucha.

Una mente aislada, y aislada significa también cinco o diez personas en un Comité, no puede discernir completamente una situación concreta porque no ha vivido las experiencias de un grupo más amplio; es por eso que es un grave error magnificar la capacidad de cuatro o cinco delegados en un Comité de Empresa por más experiencia que tengan.

La clave de una práctica revolucionaria, en opinión del que escribe, es la capacidad de saber estar en minoría. Sólo estando en minoría se puede comprender la necesidad de convencer con argumentos y se puede ser consciente de la corrección o incorrección de las propias propuestas. Ser una minoría permite entrenar la paciencia, que es el elemento clave en una lucha tan larga y de tal envergadura como es acabar con el capitalismo.