Hoy hace cien años que unos pistoleros a sueldo de la patronal asesinaron uno de los sindicalistas y uno de los anarquistas más destacados de la historia contemporánea de los Países Catalanes. Su asesinato el 10 de marzo de 1923 se añadió al dolor que crecía entre la clase obrera con cada uno de los atentados que la burguesía pagaba e impulsaba para no perder ni un centímetro de su dominación, de su poder encima de quien explotaba tanto como podía para conseguir más y más beneficios. El capitalismo siempre ha buscado lo mismo: el bienestar de una minoría explotando la mayoría social, el lujo de cuatro gatos pagado con el sudor y a menudo la sangre de la mayoría de la gente. Y en esto, hoy estamos igual que entonces…
Pero ¿quién era Salvador Seguí Rubinat? ¿Qué importancia puede tener un señor muerto hace cien años en nuestro presente? Vayamos poco a poco, porque el Noi del Sucre, que así era como lo denominaban los suyos, había nacido en Lleida el 23 de diciembre de 1887, hijo de una familia pobre con un padre de origen reusense y una madre de Tornabous, localidad donde la familia tenía fuertes vínculos. Y desde Poniente (Lérida), cuando él tenía cuatro años, la familia se desplazó en Barcelona, en el barrio del Raval. Con nueve años, ya empezó a trabajar a un horno de pan, como su padre, y en poco tiempo acabó cogiendo los pinceles para hacer de pintor de paredes, un oficio en que trabajaría el resto de su vida.
En poco tiempo, Seguí, además de trabajar, se fue introduciendo en los ambientes obreros y populares de Barcelona, frecuentaba el Ateneo Sindicalista de la calle Poniente (hoy Joaquim Costa) y el Ateneo Enciclopédico Popular, auténtica universidad obrera del momento.
El 1902, según varias informaciones, lideraba un grupo denominado Els Fills de Puta, o Els Sense Nom, según el autor que lo explique, un grupo de jóvenes que participaba en acciones de defensa de obreros en huelga y que se significó en los tiroteos contra la policía y el ejército durante la huelga general de 1902. El año siguiente, ya formaba parte del Centro de Estudios Sociales, una entidad que en aquel momento reunía la mayor parte de los grupos de acción anarquistas de Cataluña.
El 1904, Seguí abandona el grupo de acción y participa en la creación de la Unión Local de Sociedades Obreras de Barcelona (ULSOB), con el anarquista Josep Negre y el socialista Antoni Badia i Matamala, a pesar de que la organización no consiguió salir adelante. Es entonces cuando, en medio de un mitin lerrouxista donde había ido a pedir explicaciones por las acusaciones de «terrorista» que habían hecho contra su persona, al querer intervenir se organizó un alboroto que provocó un muerto; detenido Seguí, estuvo encarcelado nueve meses a pesar de su probada inocencia.
El 3 de agosto de 1907, participa en la creación del sindicado Solidaridad Obrera, es asiduo de cafés y tabernas y, dos años después, cuando se produce la Semana Gloriosa de 1909, que ha pasado a la historia con el mote de «Semana Trágica», a pesar de que no sabemos cómo participó, sí que sabemos que se vio obligado a huir de Barcelona.
El 1911, se funda en Barcelona la CNT, con Josep Negre como secretario general. Seguí participó como delegado de la sociedad de pintores La Nueva Semilla, a la vez que tiene una presencia destacada en varias huelgas que acaban comportando la primera ilegalización de la CNT, unos meses después de fundarse.
El año 1913, es uno de los creadores del único número de La Tramontana, dedicado a recordar la figura de Lluna. Es el año que pasa a compartir su vida con Teresa Muntaner. El año siguiente, se vuelve a legalizar el anarcosindicato y Seguí es escogido secretario general de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña (CRTC) de la CNT. El 1916, consigue salir adelante un acuerdo de colaboración entre la CNT y la UGT para unificar el movimiento obrero y el 18 de diciembre, los dos sindicatos convocan una huelga general de 24 horas contra el aumento de los precios que que ahogaban las clases populares.
Del 13 al 18 de agosto de 1917, la CNT y la UGT convocan una huelga general a la cual el Estado contesta con una fuerte represión que compuerta 71 muertos (37 en Cataluña), 164 heridos y 2.000 detenidos, entre los cuales él mismo. El febrero del mismo año, en Rusia, se había producido la Revolución y la burguesía catalana tenía tanto miedo que utilizaba todas las formas de represión del Estado para parar el obrerismo organizado.
El julio de 1918, Seguí es escogido secretario general de la CNT de Cataluña en el Congreso de Sants, donde expone la idea de construir el sindicato único, idea que desarrollaría en congresos posteriores como el del Teatro de la Comedia o el pleno de Regionales de Zaragoza, junto con Joan Peiró i Ángel Pestaña. La CNT pasa de 75.000 afiliados en junio a 345.000 a finales de año. Seguí apoya a la retirada de la CNT de la Tercera Internacional, defiende la pedagogía libertaria seguidora de la Escuela Moderna y se opone a la violencia política si no es en legítima defensa
El año siguiente, las ideas organizativas aprobadas en el Congreso de Sants se materializan en una huelga que consigue objetivos nunca pensados, la huelga de La Canadiense. La huelga se convoca contra las condiciones de trabajo de la empresa Riegos y Fuerzas del Ebro, la principal empresa eléctrica de Cataluña. La huelga dura un mes y medio, empieza en las obras del pantano de Camarasa y se extiende de forma solidaria primero en el lugar donde se da el conflicto, después a la federación de Industria correspondiente y, después, a todo el resto de sindicatos. Las obreras y los obreros ganan y derrotan la patronal. El Estado ofrece contrapartidas para parar la huelga y Seguí negocia la consecución de la jornada laboral de las ocho horas.
Ante esta derrota, la burguesía responde, el 1920, nombrando gobernador civil de Barcelona a Martínez Anido. Con él empieza una guerra a muerte contra el anarquismo y el sindicalismo, con el Sindicato Libre como brazo armado de la patronal. Seguí es víctima de un atentado terrorista y, más tarde, junto con 36 compañeros sindicalistas como Martí Barrera y abogados laboralistas como Lluís Companys, es encarcelado en Mahón, a la fortaleza de la Mola, donde permanece hasta el 1922.
El 10 de marzo de 1922, es asesinado por pistoleros del Sindicato Libre, pagados con dinero de la patronal catalana, en la calle de la Cadena (actual Rambla del Arrabal) junto con Francesc Comas Peronas. Aquel mismo año se publica la novela Escuela de Rebeldía, atribuida a su pluma.
Recordar hoy Salvador Seguí, recordar el Noi del Sucre, es recordar que con la unidad de las personas trabajadoras es posible hacer frente a todas las condiciones de vida adversas, de pobreza o miserables. Es posible derrotar quienes se aprovechan del trabajo de los demás, quienes nunca trabajan y siempre cobran, los explotadores de ayer, de hoy y de siempre. Y derrotarlos quiere decir, solamente, vivir todas y todos una vida mejor, plena, con menos trabajo y más repartido, con los derechos básicos garantizados y sin sufrimientos innecesarios. Todo es posible con organización, cultura y decisión.
Jordi Martí i Font