- La demolición de las instalaciones de As Pontes se alargará cuatro años.
- Cerca de 180 puestos de trabajo dependen de las subcontratas de Endesa.
Los anunciados cierres de la central térmica de Endesa en As Pontes y de la planta de Siemens Gamesa en As Somozas aviva la incertidumbre sobre el futuro para centenares de familias que ven peligrar su modo de sustento. La cadena de despidos ya comenzó hace meses en el astillero ferrolano, que está agotando la carga de trabajo actual y no prevé arrancar el próximo encargo hasta dentro de un año.
En la ecuación de las crisis industriales, las comarcas de Ferrolterra, Eume y Ortegal siempre han salido perdiendo. La primera reconversión naval, a mediados de la década de los ochenta, marcó un punto de inflexión para una zona que no ha dejado de padecer una fuerte sangría laboral. Solo Ferrol ha perdido desde entonces casi 24.500 vecinos.
La pandemia del coronavirus ha venido además a dar la puntilla a una situación industrial ya de por sí complicada en la zona, que está padeciendo de forma acusada los efectos de la acelerada transición energética. Entre ellos, la decisión de Endesa de cerrar la que fue una de las joya de la corona del sistema eléctrico nacional, la térmica de As Pontes. Su plantilla tiene los puestos garantizados, aunque la preocupación es máxima entre los trabajadores de subcontratas, que suman alrededor de 170 personas.
Otros 215 puestos serán destruidos con el cierre de la planta de palas de Siemens Gamesa en As Somozas, cuya actividad será deslocalizada a Portugal.
Trabajadores auxiliares de la central secundan un encierro en demanda de garantías de futuro
Desde que la térmica experimentó su primer gran parón, en la primavera del 2019, el colectivo de trabajadores auxiliares ha tenido la espada de Damocles encima de sus cabezas. Son alrededor de 180 empleados de distintas subcontratas, algunos con treinta años de faena continuada en la central pontesa. Han protagonizado diversas movilizaciones en estos últimos años, ya que si bien Endesa siempre ha garantizado los empleos de su plantilla directa, no sucede igual con el personal auxiliar.
El último compromiso adquirido con ellos fue el de garantizarles el empleo hasta que culminasen las pruebas con biocombustibles, pero ahora han llegado a su fin. Los empleados de firmas externas llevan muchos meses escuchando que la transición justa se producirá sin que se quede nadie atrás y ellos no quieren ser los primeros en la diana. Por ello, la pasada semana iniciaron un encierro —aunque cumplen con sus jornadas laborales— para reclamar garantías de futuro para sus empleos, que todavía continúa.
¿Qué futuro les espera a los trabajadores vinculados a la central térmica de Endesa si se apaga definitivamente antes de julio? La plantilla directa tiene a día de hoy el empleo garantizado. Más complicado es el panorama en las compañías auxiliares, de las que dependen decenas de familias de la comarca. Son, en total, en torno a 250 puestos entre personal propio de la firma energética y el de las subcontratas. Así, Endesa tiene actualmente 90 trabajadores directos en As Pontes, de los cuales cerca de una treintena está pendiente de pasar a la situación de prejubilación. Y para los 63 que todavía tienen vida laboral activa por delante, la propuesta es su recolocación en destinos como Pirineos, Extremadura, Andalucía, Canarias o Madrid. La mayoría son de la comarca, y casi la mitad vecinos de As Pontes.