Los precios continúan lastrando la recuperación de las familias: El IPC adelantado de septiembre sube hasta el 3,5 %, casi un punto más que en agosto y por encima del aumento de los salarios este año.
El IPC adelantado para septiembre confirma, en cifras, lo que todos vemos cuando llenamos el carrito de la compra, el depósito de gasolina o la mochila del nuevo curso de los niños: sube casi un punto, hasta el 3,5 %. La subyacente disminuye tres décimas, pero sigue mucho más alta, 5,8 %.
En su nota, el INE avanza los dos principales motivos de esta subida: la electricidad y los carburantes.
La inflación subyacente seguía disparada, muy por encima del IPC real, y eso anunciaba subida a la vista. Y el principal problema es que el IPC está compuesto de muchos supuestos, pero los que más nos importan, los que no nos podemos quitar de nuestro día a día, suben por encima de esa media. La economía familiar no puede soportar un año de subidas alimentarias del 10 % o más mes a mes.
Hay que controlar los precios de una cesta básica y hay que subir los salarios.
En este sentido, hay que subir el SMI, que llegue al 60 % del salario medio y que obligue automáticamente a elevar los sueldos de categorías inmediatamente superiores. Y, por otro lado, la negociación colectiva. Tenemos que recuperar que se liguen los convenios al IPC o seguiremos perdiendo poder adquisitivo.
Uno de los argumentos de las patronales para contener la subida salarial era que este año sí estaba siendo superior al IPC. Mientras tanto, las sensaciones, ahora confirmadas, es que seguíamos perdiendo capacidad de compra. De hecho, el último dato de subida salarial pactada por convenios era del 3,38 %.
Tampoco este año se está recortando esa diferencia a favor del coste de la vida. Un suma y sigue que, según el Banco de España, que no se caracteriza precisamente por hacer informes a favor de los salarios, se cifra en casi el 11 % de pérdida salarial acumulada en lo que llevamos de siglo.
Debemos seguir luchando e insistiendo hasta lograr que la recuperación del poder adquisitivo sea una realidad extensible al conjunto de la clase trabajadora.
