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Testimonios de los abusos empresariales durante las inundaciones catastróficas en Valencia

Hemos entrevistado a trabajadores y trabajadoras de centros comerciales, restaurantes, empresas de distribución y de mensajería que consideran que les pusieron en grave riesgo, ignorando la alerta roja de la Agencia Estatal de Meteorología de primera hora de la mañana.

Proliferan las críticas a la gestión de la emergencia de las inundaciones catastróficas del pasado 29 de octubre, que ya ha dejado a cientos de muertos y desaparecidos. No sólo en la administración pública. Muchos trabajadores y trabajadoras han denunciado a través de las redes sociales la actuación temeraria por parte de sus empresas. Aseguran que muchas impusieron la obligación de ir a trabajar por delante de la seguridad de las plantillas. Pese a las sucesivas alertas por parte de la AEMET (alerta naranja a las 6:42 h de la mañana y alerta roja a las 7:37 h), de Emergencias de la Generalitat (alerta roja a las 10:00 h), del Centro de Coordinación de Emergencias (alerta hidrológica a las 12:20 h), la mayor parte de las empresas continuaron su actividad laboral con normalidad. Incluso, después de la alerta masiva por SMS enviada al conjunto de la población por parte de la Generalitat a las 20:12 h, algunas empresas mantuvieron a la gente trabajando. Hemos hablado con numerosos testigos. Algunos de ellos nos han pedido que no publiquemos su nombre por miedo a las represalias por parte de la empresa. Todo el mundo coincide en que la actuación de las empresas ha tenido parte de responsabilidad en la tragedia.

“Mientras iba hacia el trabajo por la mañana ya había muchas carreteras cortadas en algunos pueblos y el agua estaba subiendo, pero nos dijeron que todo estaba bien y que fuimos a trabajar”, ​​critica una trabajadora de Inditex

Una trabajadora de una tienda de Inditex del centro comercial Bonaire denuncia la irresponsabilidad de la empresa. «Mientras iba hacia el trabajo por la mañana ya había muchas carreteras cortadas en algunos pueblos y el agua estaba subiendo, pero nos dijeron que todo estaba bien y que fuimos a trabajar», critica. Asimismo, según explica, por norma de la empresa no pueden llevar el móvil encima mientras trabajan, así que tuvieron que dejarlo en una taquilla y no pudieron informarse de cómo avanzaba la situación. No recibieron ninguna información sobre el estado de sus pueblos hasta las ocho de la tarde, cuando sonó la alarma en los móviles y la encargada les dijo que se fueron a casa. «No nos avisaron con tiempo, a esas horas nuestros pueblos ya estaban inundados», añade. Se dirigieron hacia los coches para intentar salir, pero ya había empezado a entrar mucha agua en el centro comercial, y los responsables de seguridad les dijeron que volvieron y se pusieron a salvo. “Algunas compañeras sí pudieron salir, pero les pilló el agua en el coche y pasaron la noche en la carretera”, asegura.

Camiones y furgonetas de transporte quedaron atrapados en la carretera dentro de la jornada laboral|Jorge Fabregat

Ella, en cambio, la pasó en el centro comercial, ya que aunque el agua amainó no podía acceder a su pueblo, Torrent. También es crítica con el trato por parte del centro comercial hacia las trabajadoras que se quedaron durante la noche, «estábamos sentadas en los pasillos, queríamos entrar en los cines para poder descansar, y hasta las tres de la mañana no nos dejaron» . Encima, según explica, explicaron la situación a sus jefes por teléfono y recibían respuestas del tipo: “¿pero se ha recordado de cerrar las puertas?”, o, “si puede intentar hacer caja antes de irse” . El centro comercial quedó intransitable y todavía el día de hoy sigue inundado. Sin embargo, según asegura la trabajadora, a algunas de sus compañeras de otras tiendas de Inditex les dijeron “díganos en qué zona está para ver dónde os podemos reubicar”. Por último, considera que su empresa también tiene responsabilidad en esta tragedia, y que no puede justificarse en que no se le había avisado, puesto que «otras tiendas del centro comercial no abrieron en todo el día por precaución». Y añade, “si esas lo hicieron, una gran empresa como Inditex que puede permitirse más pérdidas también podría haberlo hecho”.

Según asegura uno de los trabajadores entrevistados, «el protocolo para todos los restaurantes, incluido el del centro comercial Bonaire, fue no cerrar»

En el ámbito de la restauración, la actuación también fue controvertida. El encargado de uno de los restaurantes de la franquicia La Tagliatella nos ha facilitado una captura de pantalla del grupo de WhatsApp donde están los encargados y directores de los distintos restaurantes de Valencia junto al responsable del área. En una conversación, a las 20:15 h, poco después de que sonara la alerta roja en los móviles, el responsable de área envía el siguiente mensaje: “Señores, hoy es una noche en la que a las 23:05 h pueden estar fuera , así que no se demoran mirando el móvil y téngalo todo preparado para salir a esa hora”. Con ello da luz verde a los restaurantes a los que abren esa noche. También pueden verse comentarios de algunos encargados sobre las inundaciones. Uno de ellos envía la imagen de una furgoneta en medio de la inundación y pregunta si el repartidor podrá llevarle la comida. Otro bromea diciendo, “¿quieres que vaya a comprarte un barco para que vayas a trabajar?”. Según asegura el entrevistado, «el protocolo para todos los restaurantes, incluido el del Bonaire fue no cerrar». El personal del restaurante en este centro comercial se quedó atrapado en el primer piso, puesto que la planta baja sufrió una inundación absoluta. Tuvieron que pasar noche allí, y cuando bajó el agua volvieron a casa a pie, ya que habían perdido los vehículos. Actualmente, el garaje del Bonaire sigue inundado, y no se sabe si puede haber cadáveres en su interior.

Algunos vehículos de gente que volvía o iba a trabajar llegaron hasta el nuevo cauce del río Turia, al sur de la ciudad de Valencia|Jorge Fabregat

En cuanto a la empresa Mercadona, la persona con la que hemos hablado nos ha pedido que publiquemos los mínimos detalles posibles para que no se les identifique. Pero nos ha asegurado que en el almacén de Ribarroja y en el de Quart de Poblet (La Colmena) se mantuvieron activos, incluso, después de que sonara la alarma de las ocho de la tarde, y que, toda la gente del turno de noche de Quart de Poblet, que comienza a las 22:00 h, acudió a trabajar. La plantilla de Ribarroja no pudo salir y pasó la noche en el almacén. Según explica, los repartidores mostraron en su cabeza el vídeo viral de la furgoneta de Mercadona arrastrada por el agua y éste les dijo «la culpa es de los repartidores, que a ver por dónde se meten». Aparte de los hechos del día de la DANA, esta empresa también ha sido muy criticada por su actuación en los días posteriores. El pasado sábado, 4 días después de la catástrofe, un vecino de Alfafar con el que pudimos hablar nos aseguró haber visto a trabajadoras del Mercadona acudiendo a trabajar en el supermercado. “¿De verdad en lugar de dejarles ayudar a sus familiares y amigos les obligarán a trabajar?”, se pregunta indignado. Y añade, “mucha gente del pueblo no tiene nada, ¡y esta empresa quiere hacerlos pagar por comida!”.

Pese a haber sido el más criticado, también ha habido denuncias en otros supermercados. “En el Carrefour de Alfafar obligaron a los trabajadores a quedarse, incluso después de que enviaran la alerta”, asegura el propio vecino de Alfafar. Y añade, «mi vecina que trabajaba allí no pudo regresar esa noche a casa, donde estaba su hija de dieciséis años sola».

Lo que más indignante le parece a una de las trabajadoras es que «el responsable se había ido a casa a las 18 h porque decía que iban a cortar el puente que une el polígono con Carlet»

La empresa Druni tiene naves industriales en Carlet, Alginet y Alberic. Según explica una de las trabajadoras todas las naves estuvieron activas ese día, «estuvimos allí cumpliendo nuestro turno, que es de 14 ha 22 h», asegura. Y añade, «el error fue hacernos ir a las del turno por la tarde y no enviarnos a casa cuando la cosa empezó a complicarse», considera. Hacia las siete de la tarde se empezaron a inundar las naves y no pudieron trabajar más, pero no podían volver a casa a causa del temporal y permanecieron allí cerradas toda la noche. Lo único que les dijeron a lo largo de la noche fue que tenían prohibido irse de allí porque era peligroso. «Claramente era porque no nos matamos volviendo a casa ya ellos les cayera el pelo», considera la trabajadora. Encima, «en la nave de Carlet los fuertes vientos arrancaron todo el techo con las trabajadoras allí dentro, y estuvieron un buen rato mojándose ya la intemperie», hasta que finalmente fueron trasladadas a otra nave. Lo que más indignante le parece de todo es que «el responsable se había ido a casa a las 18 h porque decía que iban a cortar el puente que une el polígono con Carlet». Este puente debían cruzarlo también todas las trabajadoras de la nave que viven en Carlet. Lo cortaron toda la noche porque se había desmoronado, y las trabajadoras ya no podían volver. “Él se fue mientras nosotros nos quedábamos trabajando, ya nadie le importaba lo que pudiera pasarnos”, denuncia. La empresa ha emitido un comunicado asegurando que «todo el equipo se encuentra bien», pero un vecino de Alfafar con el que hemos hablado duda de que lo hayan comprobado completamente: «mi pareja trabaja en Druni ya ella, por ejemplo, no le han preguntado nada”. Y encima, «les han dicho de ir mañana a limpiar locales, sin importarles la situación que pueden vivir», asegura.

Se da la circunstancia de que algunas trabajadoras se encontraron con el domicilio destrozado cuando pudieron regresar a casa|Ona Cano

La multinacional de transportes Transfesa tiene una planta en Almussafes. Uno de sus trabajadores asegura que permaneció abierta todo el día. «Nosotros a las 18 h ya estábamos viendo vídeos de las autovías llenas de agua y llevándose los coches, y le dijimos al encargado que nos dejara marchar porque había gente que igual no podría volver a casa». No les dejaron, y les dijeron que debían quedarse hasta el final del turno, a las 22 h. A las 20 h sonó la alarma en los móviles y los trabajadores le pidieron de nuevo que les soltaran. Según declara, la respuesta fue: “quien quiera que se vaya, pero esas horas tendrá que recuperarlas”. Dos trabajadores que intentaron volver a su casa en Valencia se quedaron atrapados en la pista de Silla durante todo el día siguiente. “A esos mismos trabajadores les manejaron el jueves, y encima les hicieron trabajar doble turno para recuperar el trabajo que no se había podido realizar el miércoles. ¡Son unos mierdas!”, exclama indignado. Encima, les pidieron ir el sábado, “¿cómo teníamos que ir el sábado a trabajar tal y como está la cosa? Lo que debemos estar es ayudando a la gente, que eso sí hace falta”, concluye. La empresa ha contactado con la Directa para defender que los testigos «no son ciertos».

Joan Picó es de Turís y trabaja como repartidor en la oficina de Correos de Cheste, ambos pueblos afectados por la DANA. Según explica, «a lo largo de la mañana, mientras repartía, veía vídeos de mi pueblo que ya tenía un palmo de agua». Pese a las alertas de que por la tarde llovería aún más, la oficina no suspendió el turno de la tarde. “La gente trabajó hasta las 16:30 h, cuando enviaron a todo el mundo a casa. Pero ya era tarde, y tres compañeros míos ya no pudieron salir de Cheste”.

“La gente trabajó hasta las 16:30 h, cuando enviaron a todo el mundo a casa. Pero ya era tarde, y tres compañeros míos ya no pudieron salir de Cheste”, explica Joan Picó, trabajador de Correos

La empresa Platos Tradicionales de Buñol, proveedora de los pollos y lasañas en Mercadona, mantuvo a la plantilla durante todo el día como un día normal, según asegura uno de sus trabajadores. «Alrededor de las 10:30 h cerraron el acceso a Buñol debido al temporal, pero la empresa no decía nada, y los del turno de la tarde se tuvieron que buscar la vida para acudir al trabajo», explica. A las 14:00 h terminaban los del turno de la mañana, ya las 17:00 h los de oficinas. Algunos trataron de regresar a casa y se quedaron atrapados en la A-3 durante horas, mientras otros tuvieron que quedarse en la fábrica hasta la noche. «Hay quien no llegó a casa hasta el miércoles al mediodía». Según explica, no hubo ningún comunicado por parte de la empresa, como si fuera un día normal. “El jueves querían arrancar de nuevo la producción, aunque todavía había personas incomunicadas con las que no habíamos podido contactar. Pero finalmente no lo hicieron”, concluye.

Un repartidor de la empresa Seur, que tiene sedes en Ribarroja y Paterna, asegura que ésta tampoco hizo ningún comunicado a la plantilla a lo largo del día. «Yo estuve repartiendo paquetes toda la mañana, con el peligro de los fuertes vientos que echaban ramas de los árboles», denuncia. También asegura que los del turno de tarde estuvieron trabajando hasta las nueve de la noche, pese a las sucesivas alertas. “Los trabajadores salieron como pudieron, algunos tenían el coche destruido y tuvieron que andar decenas de kilómetros”, declara. Aunque la nave de Ribarroja quedó destrozada a causa del temporal, “los siguientes días han enviado a la plantilla a la sede de Paterna para que sigan trabajando”.

Muchos supermercados, con las trabajadoras dentro, terminaron completamente anegados|Paz Beltrán

El restaurante Saona, cercano al Jardín de Vivers (Valencia), se mantuvo abierto hasta las once de la noche. Según asegura una de las trabajadoras, a las 20:15 h, pocos minutos después de que sonara la alerta a los móviles, el responsable del “área Levante” de la franquicia les enviaron el siguiente mensaje de WhatsApp: “Los que estén en el local, que hagan las reservas y se vayan a casa, y los que no han salido de casa que no acudan”. Este mensaje lo borraron poco después, «no quieren que quede constancia de esos mensajes, para no dejar pruebas», considera la trabajadora. Así, cinco personas tuvieron que quedarse trabajando hasta que terminara la última reserva, a las 23 h. “Entiendo que es una empresa y debe facturar, pero estamos hablando de vidas humanas. Estábamos contando cajas de Coca-Cola mientras nuestras familias lo perdían todo”, concluye.

Un vecino de Alfafar que trabaja para la empresa de paquetería Tipsa denuncia que ésta mandó trabajar a los del turno por la tarde a pesar de las alertas. «Intentamos llegar, pero nos encontramos el temporal de camino y nos quedamos tirados en la autopista», declara el trabajador. A las 18:30 h, la cabeza les dijo que no fueron, pero ya estaban todos en el coche en medio de las inundaciones. «Por suerte me salvé, pero podría haber muerto por intentar ir a trabajar». Según asegura, a los compañeros que estaban trabajando desde la mañana no les dejaron salir antes y permanecieron encerrados en la nave. Encima, “aún querían que fuimos al día siguiente igualmente, aunque fuera a quitar agua”.

Uno de los elementos agravantes de la riada es la gran cantidad de vehículos que se encontraban en circulación|Ona Cano

En este artículo hemos incluido sólo una muestra de trabajadoras afectadas que hemos podido entrevistar de primera mano, pero no son casos aislados. A través de redes sociales se han realizado iniciativas para recoger las numerosas denuncias a la actuación temeraria de las empresas. Es el caso de la cuenta de Instagram @dana_denuncies, la cual se abrió al día siguiente de Dana para recoger y hacer públicos testimonios de trabajadoras a las que hicieron trabajar ese día. Por otro lado, Beatriu Cardona, portavoz de Intersindical Valenciana, ha creado un hilo de Twitter en el que recoge también muchas denuncias de trabajadoras. Y por último, la usuaria de Twitter @ana_rox_ ha creado un hilo donde se muestran las reacciones y actuaciones de numerosas empresas en los días posteriores al desastre.

Derecho a denunciar a las empresas

Desde distintos sindicatos, como COS, CGT, CNT o Intersindical Valenciana, han remarcado estos días los derechos de las trabajadoras en situaciones como ésta. «A pesar de que no haya una normativa que hable específicamente de los fenómenos meteorológicos, siempre es deber del empresario tomar las medidas oportunas para asegurar la seguridad de los trabajadores», explica Teresa Frutos, de Servicios Jurídicos del sindicato CGT. Considera que los casos en los que había sonado la alerta roja, o en los que el peligro era notorio y público, y se hizo que siguieran trabajando son claramente denunciables. De hecho, el artículo 21 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales dispone que “cuando las trabajadoras estén o puedan estar expuestas a un riesgo grave e inminente a causa del trabajo, el empresario debe informar lo antes posible a todos los trabajadores […] y adoptar las medidas necesarias para que […] puedan interrumpir su actividad, y si fuera necesario, abandonar de inmediato el puesto de trabajo”.

«El trabajador tiene derecho a interrumpir su actividad, cuando considere que esta actividad comporta un riesgo grave e inminente para su vida o salud», dice el artículo 21 de la ley

En caso de que el empresario no tome medidas, “el trabajador tiene derecho a interrumpir su actividad […] cuando considere que esta actividad comporta un riesgo grave e inminente para su vida o su salud”, dice el artículo 21 de la ley. Frutos añade, «si lo hacen y después les intentan sancionar o despedir, se puede denunciar en la empresa y se puede justificar». Asimismo, anima a las trabajadoras a denunciar a Inspección de Trabajo en los casos en que consideran que ha habido negligencia por parte del empresario. «Cada caso se tendrá que estudiar de forma particular y ver cuál es la medida más oportuna», añade. A tal efecto, desde el sindicato se ha publicado un formulario para aquellas personas que deseen denunciar su caso. Por último, Frutos remacha que aquellas trabajadoras que han muerto en el puesto de trabajo o en el trayecto volviendo a casa deberían considerarse accidentes laborales. «Nosotros entendemos que se den las circunstancias para que sea considerado como tal, y reclamaremos que así sea», concluye.

Fuente Directa Traducción Sindicalismo