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«Cataluña no se entiende sin el Noi del Sucre ni el anarquismo»

  • Entrevista al doctor en Filología Catalana, profesor, escritor y activista. La obra completa del líder anarquista Salvador Seguí ya está en un volumen gracias a la labor de investigación y edición de Jordi Martí. Cómo corresponde con «uno de los pensadores más importantes del país».
Un libro de Lo Diable Gros recoge por primera vez la obra completa de Salvador  Seguí

En ‘Salvador Seguí. El colós de l’anarquisme’ (Lo Diable Gros) recoge por primera vez en un libro la obra completa escrita del Noi del Sucre. Hace casi cien años de su asesinato por pistoleros a sueldo de la patronal, en 1923. ¿Por qué crees que no ha sido posible realizar este libro antes?

Evidentemente, quien ganó la Guerra Civil no tenía ningún tipo de interés en contar la historia y la vida de Salvador Seguí. Después, creo que no es demasiado arriesgado decir que la Universidad catalana no ha hecho el trabajo que en otras culturas como la francesa por ejemplo, es el pan de cada día, y que es la publicación de las obras completas de los grandes pensadores.

¿A qué se debe la anomalía?

Cuando, en los años 60 y 70, la Universidad pudo empezar a realizar un cierto trabajo de memoria histórica, quien estaba al frente era mayoritariamente gente alrededor del PSUC, y gente que no se dedicó a explicar cómo era necesario todos los movimientos que hubo antes del 39. El anarquismo es uno de esos olvidados. La gran excepción son los investigadores Josep Termes y Cassimir Martí.

¿Cómo ha sido el proceso de investigación para hacer el libro, que recoge conferencias, reseñas y crónicas de mítines, artículos, cartas al director, cartas privadas, ensayos teóricos, entrevistas e incluso la novela corta de Seguí ‘Escuela de rebeldia’?

Voy a la fuente original de los textos recogidos por Isidre Molas en 1974, y por Antonio Elorza en 1976. No eran intentos de obra completa. Me encuentro que muchos sobre todo de Isidre Molas están mal picados, mal traducidos, descabezados… En 1974, Huertas Claveria había intentado hacer una biografía, y Manuel Cruells también, y tampoco lo logran. Y después busqué en los libros sobre Seguí que habían salido al exilio.

¿Y qué encontraste?

Salvador Seguí, su vida y su obra, publicado por la CNT en Cuadernos Populares. Y otro de Josep Viadiu. Después empiezo una búsqueda sistemática en las publicaciones donde Seguí escribía artículos: Solidaridad Obrera, Nueva España, Cultura y acción… He estado unos tres años investigando y yendo siempre a las fuentes originales, completando y confrontando los textos.

¿Cuándo te propones, y por qué, hacer este libro?

Empiezo a raíz de la tesis doctoral sobre el anarquista de Reus Josep M. Llunas. Leo mucho sobre el siglo XIX y como consecuencia, escribo el Libro Negro, tres volúmenes donde recojo textos catalanistas anarquistas. Llunas, periodista y tipógrafo, es uno de los personajes centrales del Llibre Negre, pero Seguí también sale. Sigue saliendo siempre.

O sea, que el anarquista de Reus Josep M. Llunas te lleva a Salvador Seguí, cuyo padre también era de Reus, ¿verdad?

Llunas y Seguí tienen una relación muy grande. Cuando el historiador Xavier Diez me propone hacer un prólogo en el primer libro que hace un análisis del pensamiento político de Seguí, yo le pregunto dónde puedo encontrar los artículos. Y me dice ‘donde puedas, porque no están recogidos’. Entonces es cuando me lo propongo, porque no puede que no haya un acceso fácil a la obra completa de uno de los pensadores más importantes del país.

¿Por qué es tan grande la figura de Salvador Seguí?

Es uno de los organizadores de la CNT, la organización más importante de la historia del movimiento obrero, que cambia muchísimas cosas en ese país. La cosa más bestia: la jornada de ocho horas después de la huelga de Canadiense, en febrero-marzo de 1919. En vez de haber estudiado el pensamiento de las personas que han cambiado las cosas, en este país se ha esparcido la bola que dice que el pensamiento de los anarquistas y de las izquierdas por lo general aquí siempre ha sido de un tono muy bajo. Esto es una mentira total.

¿Puede entenderse la historia de Cataluña, pues, sin saber nada de Salvador Seguí?

La historia de Cataluña no se entendería, o se entendería de una forma completamente desfigurada y sin lógica. Estarías falseando la historia del país, al menos desde 1870 y hasta prácticamente en 1937. Y también hasta la actualidad, porque hay comportamientos actuales que no están muy alejados de lo que llamaríamos movimiento anarquista o pensamiento libertario.

No me digas que el proceso tiene nexos con el anarquismo

En un libro mío del que no habría que hablar ahora pero que es Viva la Tierra, viva la anarquía, incorporo un texto que me encargaron para un congreso donde hago un análisis del proceso, de cómo lo había visto el anarquismo, y qué había dicho el anarquismo. Se titulaba originalmente 1-3 October 2017, el Anarchist and Disobedience in Catalonia. Lo escribí para el congreso Anarchism and the National Question-Contemporary Perspectivas que, sobre las relaciones entre anarquismo y nacionalismo, debía tener lugar en los Países Bajos en marzo de 2020 pero el cóvid lo impidió.

¿Por qué el anarquismo se asocia bastante a menudo sólo con el terrorismo, con encapuchados y altercados, mientras se sabe tan poco de sus fundamentos ideológicos?

En el anarquismo existen dos corrientes: anarcocomunismo y anarcocolectivismo. El primero es un movimiento muy pequeño, y todavía son menos los que realizan acciones violentas. El segundo es un movimiento amplísimo. La Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) tuvo 200.000 afiliados y estuvo radicalmente en contra de la violencia selectiva, es decir, de los atentados.

Pero a partir de 1890 comienzan las bombas.

En 1896, el Estado organiza –o deja organizar, porque todavía no ha quedado claro– un atentado en la procesión del Corpus en Barcelona, y como consecuencia el Estado ya tiene preparada una represión que dura años y que consiste a detener a 600 personas, que son todos jefes de la organización sindical, gente que no participaban precisamente de la violencia, y les tortura sistemáticamente en Montjuic. Y en los años 20, como consecuencia de la victoria en la huelga de la Canadiense y del miedo a los empresarios a que se produjera una revolución, se crea el Sindicato Libre y se produce el exterminio de alrededor de 480 líderes sindicales. El anarquismo lo que hace es defenderse, y esa defensa es magnificada.

¿Y las barbaridades de la Guerra?

Es verdad que hay grupos violentos anarquistas que barbaridades, al igual que las hacen grupos de otras organizaciones. En los años 70, cuando la CNT vuelve a asomarse, el Estado vuelve a organizar un complot, que es el atentado contra la sala Scala de Barcelona, atribuido falsamente a anarquistas y realizado por Joaquín Gambín, que estaba al servicio del Ministerio del Interior. Hay anarquistas que utilizan la violencia selectiva, sí, pero siempre han sido pocos. En cualquier caso, yo, que he estado en organizaciones anarquistas a nivel de Cataluña, he propuesto siempre pedir perdón por ciertos hechos.

¿Pedir perdón por qué hechos?

Por los hechos de la Fatarella, por ejemplo. Unos asesinatos hechos básicamente, pero no sólo, por anarquistas, porque también participaron personas de ERC si lees a Josep Termes. Yo he propuesto pedir perdón por aquellos hechos, porque pienso que públicamente debe asumirse, y decir que aquello no es lo que se proponía desde el ámbito ideológico del anarquismo.

¿Y esto se ha hecho?

Se ha hecho en artículos, pero no se ha hecho de la forma que a mí me hubiera gustado.

Sorprende la extracción humilde de muchas de las grandes figuras del anarquismo, junto a su juventud. Salvador Seguí era pintor de paredes y conoce la obra teórica de los clásicos anarquistas. Y tiene una visión de su situación personal y de todo el colectivo de trabajadores del país y a nivel internacional ciertamente impresionante. ¿Cómo es?

El anarquismo nace como una continuidad de la Ilustración, esto es importante entenderlo. La base del anarquismo del siglo XIX son los principios de la Revolución Francesa, pero también del enciclopedismo, con la veneración del libro y del pensamiento.

¿Tienen muy clara la importancia de la formación?

El primer congreso de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), donde existen tanto anarquistas como marxistas, la importancia de la formación ya aparece. La educación para los anarquistas es básica. Tenemos un ejemplo aquí, en Tarragona, que está muy claro. Josep Alomà, que es el anarquista que en los años 30 en Tarragona será el consejero de Cultura y director del Diari de Tarragona, por cierto, entre otras cosas. Es una persona que casi nunca fue a la escuela, pero su nieto hizo una biografía con el listado de libros que había leído su abuelo sacándolos de la Biblioteca de Tarragona, y ves que leyó a todos los pensadores del mundo clásico griego y romano, toda la filosofía del XVIII en torno a la Ilustración, y del XIX. Es una gente que utiliza la cultura de una forma radicalmente revolucionaria.

Muchos de los pensadores anarquistas son personas relacionadas con la prensa y oficios cercanos, como periodistas y tipógrafos. ¿Por qué?

El hecho de que los tipógrafos por ejemplo sean anarquistas es por el acceso a la letra, y por otras dos cosas. Una, que prácticamente todos los tipógrafos sabían francés, que es la lengua de relación internacional en ese momento. En el Ateneo Catalán de la Clase Obrera, en 1870, se enseña francés, y esto es importante. El papel de los ateneos es clave. Todos los tipógrafos, que son chicos de 17 y 18 años, pueden leer a Proudhon directamente del francés, y también a las traducciones de Bakunin. Y lo segundo es que en las imprentas había muchos masones. De hecho, el nacimiento del anarquismo en los años 1870-1880 se produce en torno a la masonería.

«La gente se cree que nosotros sólo pedimos una peseta más de sueldo y una hora menos de trabajo, pero nosotros apuntamos a algo más elevado». Esto lo dice Seguí en más de un discurso, y entonces comienza a hablar de la función del sindicato.

Seguí piensa que el sindicato es la base central de la revolución porque sitúa a la economía en el centro de la sociedad, por lo que algunos le han acusado incluso de marxista. Él lee Marx, y toda la parte económica la utiliza. No utiliza la parte de la dictadura del proletariado, porque básicamente es libertario, pero está claro que la parte socialista la defiende. ¿Y quién se encarga de esa parte socialista? Para Seguí no es el partido, que sería la opción más leninista, sino que para él es el sindicato. Él dice que el sindicalismo es la base, la orientación económica del anarquismo. El sindicato le ve como centro de acción porque puede transformar la realidad.

El líder carismático que era Seguí se deja ver como teórico profundo cuando está encarcelado en Mahón, sobre todo en un discurso del día de fin de año en 1920. Dirías que hay dos etapas en su pensamiento, o todo viene dado por la ¿circunstancia de su encarcelamiento?

Tiene un artículo previo, «Misión del sindicalismo», de 1916, donde ya explica la postura que tendrá en este discurso de la Mola de Maó. Este de 1920 tiene algo más de desarrollo porque está encerrado en prisión, y allí no hace más que escribir.

Faltaba sólo un año para que le mataran. ¿Cómo es que él lo presentía?

Entre 450 y 480 sindicalistas ya habían sido asesinados, ya la mayor parte él los conocía.

Seguí también dice en ese discurso en la cárcel de la Mola el fin de año de 1920 que «hoy no asusta, como en otro tiempo, el anarquismo». ¿Dirías que sí asusta, todavía hoy?

Asusta la autoorganización de la gente, todavía hoy, y asusta la solidaridad de la gente; por tanto, podríamos decir que el anarquismo asusta.

Si los anarquistas van con capucha, ¿más?

Yo no critico a las capuchas, porque en la sociedad donde estamos, el control sobre los individuos es terrible. Criticaré a las capuchas el día que por ejemplo sepamos los nombres, las caras y las vidas de multinacionales que tienen que ver mucho con nuestra vida del día a día. Éstos son los encapuchados de verdad.

Jordi Martí trabajando en su casa. Foto: Joan Revillas

Aparte de ‘Salvador Seguí, el coloso del anarquismo’, has publicado recientemente la ‘Breve historia del anarquismo en los Países Catalanes’ (Pagès Editors) junto a Dolors Marín Silvestre. El semanario ‘El Temps’ lo ha elegido como uno de los libros más relevantes del 2021. ¿Satisfecho?

Sí. El formato es un gran acierto. Es un invento de Josep- Lluís Carod-Rovira. A mí cuando me lo contó dije que ya era hora de que saliera algo así. En nuestro caso, ha sido un trabajo y un trabajo de síntesis brutal para hacerlo caber todo en 125 páginas, que era lo que debía tener. Tiene 198 finalmente, 48 fotos, una bibliografía mínima de tres páginas, y una cronología de 12 páginas. La mayor parte de fotos son mujeres.

¿Por qué?

Porque nos lo propusimos. No queríamos escribir una historia masculina del anarquismo, aunque faltan muchas cosas por historiar sobre el papel de las mujeres.

Lo decís en el libro, que uno de los ámbitos pendientes donde investigar es en el trabajo de las mujeres anarcosindicalistas, muchas mujeres anónimas, ¿verdad?

El movimiento anarquista necesita un desembolso total. El propio ejemplo del Priorat es paradigmático. De una comarca en la que yo no tenía demasiada información que hubiera habido anarquismo, el tortosino Pere Audí es capaz de hacer una historia de los años 10, 20 y 30 espectacular, Anarquistas, cooperativistas y curas, que acabas convencido de que de cada diez personas, seis se movían en ese ambiente. Y esto en una comarca rural y alejada de Barcelona, que es el gran centro anarquista, junto a Reus. Mira, cuando murió mi abuela, mi madrina, me dio cinco o seis libros que tenía, unos libros muy polvos. Había Terra Baixa, Los viejos de Ignasi Iglésias, porque hacían teatro en Marçà, y había uno que se llamaba Entre campesinos, de Malatesta. Pues en la portada había un sello que ponía Agrupación Anarquista Hijos del Pueblo, Falset.

Al final de la ‘Breve historia’, habla un poco de la situación actual y del futuro, y apunte lazos del anarquismo con el 15-M, la lucha contra los transgénicos y el feminismo. ¿No es ir un poco demasiado lejos?

Aunque no pueda decirse que son movimientos anarquistas, sí hay un hilo que los conecta. Está claro cómo el anarquismo rezuma en todas estas movilizaciones. Hablamos de anarquismos, en plural, porque hay formas muy diversas de anarquismo, y algunas contradictorias.

El encarecimiento de los alquileres y el precio del carbón motivaron revueltas que acabó asumiendo el movimiento anarquista. ¿Por eso sigue sonando tan vigente? ¿Por qué no se han solucionado los problemas que le hicieron nacer?

Yo creo que es porque el capitalismo desde su nacimiento va dirigido a su propia destrucción. La industrialización tal y como la llevamos ahora, lo que comporta es la destrucción de las condiciones de vida, ya no para los pobres, que serán quienes más sufrirán, sino para todos.

Entrevista publicada en diaridetarragona.com

Traducción Sindicalismo.org

https://ajuntament.barcelona.cat/memoriademocratica/wp-content/uploads/2019/05/Faristol-Segui-Comas-700x440.jpg
Placa conmemoración en Barcelona: El 10 de marzo de 1923, los dirigentes obreros Salvador Seguí, el Noi del Sucre, y Francesc Comas, el Paronas, fueron asesinados por pistoleros de la patronal catalana en la confluencia de las calles de Sant Rafael y de la Cadena, en esta esquina. Estos asesinatos se produjeron en un contexto de gran violencia social.
Entre 1919 y 1922, Cataluña vivió bajo el estado de excepción y con las garantías constitucionales suspendidas, pero la lucha sindical se había incrementado y consolidado gracias a nuevas formas de organización y acción que habían contribuido a la victoria de la Huelga de La Canadiense y la consecución de las 8 horas laborales.
Desde la Federación Patronal de Barcelona se decidió detener el sindicalismo con las pistolas y se recurrió a bandas de pistoleros a sueldo para asesinar a dirigentes obreros, mientras algunos grupos obreros respondían también con violencia, asesinando a los patrones y directores de empresa. La violencia de aquellos años en las calles de Barcelona fue desigual: entre 1921 y 1923 fueron asesinados 9 patrones, 13 directivos de empresa, 2 policías y 128 dirigentes obreros sindicalistas. El año 1923, señalado con el asesinato de Salvador Seguí, máximo dirigente obrero, decapitó el movimiento obrero para dejar el camino libre a la dictadura del general Primo de Rivera pocos meses después.