¿Qué o quién es una mujer o un hombre libre? Difícil respuesta, ¿cierto? Convencido de que el Noi del Sucre fue uno de ellos, este volumen va dedicado a su convulsa y corta vida. Como tantos otros campesinos, la familia Seguí, procedente de Tornabous, en el Urgell, abandonó la tierra para ir a la ciudad. Salvador tenía a penas 4 años.

Lluís Juste de Nin (Barcelona 1945-21 de mayo de 2020), fue un dibujante, ilustrador, autor de novelas gráficas y diseñador de moda español.
Conocido por ser un dibujante en la clandestinidad y también por su papel como diseñador y director creativo de la marca de moda Armand Basi. Desde los años 60 estuvo activo en numerosas publicaciones cívicas. Sus viñetas, caricaturas y humor gráfico en distintas publicaciones antifranquistas (PSUC, sindicatos democráticos o Assemblea de Catalunya entre otras.) firmando como el Zurdo, así como sus ilustraciones de artículos de Manuel Vázquez Montalbán en Mundo Obrero, lo hicieron popular en tiempos de la dictadura y la transición.
Juste de Nin destaca que el Noi del Sucre casi no fue a la escuela, y que por lo tanto lo conocemos más por sus hechos que por sus escritos. Era un hombre de cafés, que aprendió mucho en las tabernas y que se convirtió en un gran líder natural, situándose entre el sindicalismo y el anarquismo. El dibujante no esconde su simpatía por el anarquismo, «sinónimo de libertad», y hace suya una cita de Bakunin que solía usar al Noi del Sucre, que ya preveía los horrores del estalinismo: «Libertad sin socialismo es privilegio e injusticia. Socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad». Juste de Nin, en su cómic, destaca el papel que jugó en la huelga de la Canadiense (de la que ahora se cumplen 100 años). El ilustrador recuerda el liderazgo de la CNT, el gran sindicato de Catalunya, en aquel momento. Apunta que fue un movimiento que aportó «unos resultados increíblemente buenos para la clase obrera». Y destaca que el Noi del Sucre fue clave a la hora de parar la huelga, en el momento en que podía ofrecer los máximos beneficios a los trabajadores.

La manipulación
El álbum, según el autor, tiene una estructura «más cinematográfica que cronológica». Y empieza, justamente, con un incidente relacionado con el lerrouxismo, con lo que quiere poner de manifiesto el turbio papel que tuvo el movimiento republicano de Lerroux, el Emperador del Paralelo, a principios de siglo XX. El Noi del Sucre se enfrentó a puños con los lerrouxistas que lo calumniaban; «así se hacía la política, en aquellos tiempos».

Un anarquista catalanista
Juste de Nin destaca que el Noi del Sucre nunca fue contrario el catalanismo. Incluso defendió abiertamente en un encuentro anarquista en Madrid, que «los anarcosindicalistas catalanes no tenían ninguna prevención hacia un autogobierno de Catalunya, e incluso a la independencia de Catalunya, porque probablemente los trabajadores saldrían beneficiados de ella». El autor del cómic recuerda que Seguí previó, acertadamente, que algunos catalanistas (refiriéndose a la Lliga y a Cambó) acabarían siendo los primeros en «oponerse a la libertad de Catalunya».

Tiempo de pistolas
El álbum El Noi destaca repetidamente el fenómeno del pistolerismo, que marcó la política catalana en aquella época. E insiste en el oscuro que tuvieron los pistoleros de los Sindicatos Libres, en que estaban involucrados los carlistas, la patronal, las fuerzas de seguridad… En realidad, Seguí, estuvo muy amenazado. Juste de Nin explica que tenía «muchos enemigos de la patronal, de los Sindicatos Libres, de la policía, de los responsables del orden público (como el jefe de la policía Miguel Arlegui o el policía Manuel Bravo Portillo)». Además, Seguí tenía enemigos dentro de la CNT, los sectores más partidarios de la acción directa, que más tarde crearían la FAI. Sufrió varios atentados, y un día, cuando iba a un encuentro anarquista, unos tipos armados lo acribillaron y lo mataron. También mataron a su compañero Perones. Quien mandaba a los asesinos era un pistolero al servicio de la policía, Homs. Pero no fue condenado.

Más que un militante
El álbum El Noi se centra mucho en la vida social del Noi del Sucre, y lo presenta como un hombre dividido entre su trayectoria política y su vida familiar… Juste de Nin argumenta que la ventaja del cómic es que permite recrearse con detalles y anécdotas que hacen que su lectura sea más ligera que la de un libro de historia. El dibujante asegura que Seguí tenía mucho éxito con las mujeres, pero que sólo se enamoró una vez, «locamente»: de una mujer, Teresita, casada con un barbero militante de la CNT. En contra de las convenciones de la época, el Noi del Sucre se juntó con ella y mantuvo la amistad con su ex marido. Tendrían dos hijos, a los que Seguí amaba con locura: un niño, que murió de pequeño, y una niña, que nació después del asesinato del líder anarcosindicalista. El Noi se cierra con una anécdota. En 1973 el periodista Huertas Clavería localizó a Teresita en Toulouse y fue a entrevistarla. Cuando Huertas le dijo que la desaparición del Noi del Sucre fue una catástrofe para Catalunya y para el movimiento obrero, ella respondió, con una lágrima, «para mí también fue una catástrofe».