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«Ser Histórico» Portal de Historia, entrevista a Sindicalismo.org

Por Redacción y Colaboraciones de Ser Histórico.

Antes que nada, enhorabuena por el portal. Lo explicáis en él, pero contadnos qué es sindicalismo.org

Pretendemos ser un medio abierto de difusión, de personas que participamos en el mundo sindical, porque somos trabajadores y vemos la necesidad de divulgar las luchas obreras al margen de las siglas que tengan. Puede escribir quien tenga interés, estamos abiertos a la colaboración colectiva o personal.

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El sindicalismo hoy, si hiciéramos una encuesta, tendría probablemente la misma valoración social que, por ejemplo, la política. ¿Tiene algo que ver vuestra labor con tratar de cambiar esta situación?

Desde los años ochenta el sindicalismo está en decadencia, en parte por la actuación de los sindicatos mayoritarios y la desmovilización obrera, y en parte también por los ataques del mundo empresarial, comunicativo y político a la clase trabajadora, desacreditando los sindicatos. Pasó en EEUU, en Inglaterra y por supuesto también en España. Se ha potenciado el discurso antisindical, se ha criminalizado a los sindicalistas más destacados e incluso se les ha perseguido; aunque lo peor de todo es que este discurso neoliberal antisindical ha calado también en grupos de izquierda, incluso los más antagonistas y anarquistas.

El discurso de clase está casi ausente. Solo existen relatos ideológicos, en su mayoría de tertulianos y tecnócratas en los medios de comunicación que saben de todo. Además, actualmente el relato de la clase obrera es contado por gente que no pertenece a ella, no hay referentes reales… Se pretende anular a la clase obrera porque la capacidad de cambio está principalmente en esa clase y hay miedo, sobre todo en los partidos políticos, que ven que una mayoría social les puede adelantar por la izquierda o por la derecha. Los partidos políticos europeos socialdemócratas y de izquierda han abandonado a la clase trabajadora en los últimos 15 años. Se ha promovido un discurso interclasista claramente intelectual, de carácter “ciudadanista”, gestado en los centros universitarios. Nada que ver con la clase trabajadora.

En definitiva, han pretendido borrar una historia y una identidad obrera de un plumazo, y nosotros no lo íbamos a permitir.

Por su parte, las organizaciones sindicales, TODAS, deberían hacer autocrítica; todas han cometido errores en su trayectoria, desde las más mayoritarias a las alternativas o minoritarias. Aun así defendemos el sindicalismo como medio de lucha útil para las clases trabajadoras, no solo defensivo sino también de ataque contra las políticas reaccionarias de distintos poderes y gobiernos.

¿Cuándo y cómo surgió el proyecto? 

Sindicalismo.org surge en 2020, pero venía de reflexiones anteriores por parte de trabajadores y trabajadoras militantes en sindicatos, gente afiliada a la CGT, CNT y también de CCOO, e incluso gente quemada que ya no estaba afiliada a nada, pero tenía interés en el asunto. Tú puedes dejar de estar en un sindicato,  pero no puedes dejar de ser de clase obrera. No es tan fácil. Es decir, somos trabajadores, tenemos que trabajar para vivir; te puedes quemar con tu organización sindical por un conflicto interno y darte de baja, pero mañana a las 6 te levantas para aguantar al gilipollas de tu encargado. Entrar o salir en un sindicato es fácil, ser de clase trabajadora conlleva también una serie de lastres… y no todos son tan heroicos.

¿Quiénes sois? 

M: Estuve muchos años en la CNT, pero la cantidad de movidas internas que tenía y tiene la hacen inaguantable, por lo que me pasé a la CGT. Llevo 18 años en este sindicato.

JA: Yo militaba en la USO en los años 90. Luego lo dejé, pero sigo aún trabajando y dando el callo donde puedo.

L: Yo empecé en CCOO, pero nos hicieron una jugada bastante fea y toda nuestra sección sindical en la empresa se pasó a la CGT, que para mí es el sindicato más honesto y coherente que conozco. Con ellos ningún problema.

A: Como mucha gente, en los noventa estaba en la CNT-AIT. Cuando llegaron las movidas con el sector oficialista de CNT-CIT, les mandé a la mierda a todos, tanto a un sector como a otro. Actualmente soy delegado de personal en mi empresa.

JU: Estoy jubilado. Me afilié a la CNT en el 78 y pasé todas las crisis internas del anarcosindicalismo. En el V Congreso estuve; luego, con todas las movidas internas y viendo el sectarismo e intransigencia del sector histórico de la CNT-AIT, nos pasamos en bloque, como la mayoría de gente trabajadora, a la CNT renovada o CNT Congreso de Valencia. Estuvimos actuando como CNT (a secas) hasta 1989, cuando el tribunal supremo, los putos jueces a instancias de una demanda de la CNT-AIT contra la CNT, dieron la titularidad de las siglas al sector histórico. Y así fue como mi CNT de toda la vida pasó por imperativo legal a llamarse Confederación General del Trabajo, CGT.

SE: Yo me afilié a la USO porque era el sindicato que conocía en la empresa donde trabajaba. Debido a discrepancias sindicales, a finales de los ochenta la mitad nos fuimos a CCOO y poco después conocimos a gente de CNT (CGT) y nos presentamos como delegados sindicales con sus siglas. A los 6 meses nos llegó la notificación que no podíamos utilizar las siglas de CNT en la empresa, una auténtica vergüenza, así que mi sindicato se vio en la obligación de cambiar las siglas de CNT a CGT. Yo lo siento mucho pero para mí la CGT es la CNT de siempre, la sindical obrera. Desde entonces hasta hoy el sector histórico, que tiene el patrimonio y el uso exclusivo de las siglas de CNT, ha dejado mucho que desear.

AM: Mi abuelo era ferroviario de la UGT, pero no socialista, sino más bien de la tendencia de Pestaña: era del Partido Sindicalista. Yo soy ferroviaria y sindicalista.

EN: Yo estoy afiliado a la Intersindical. No soy delegado, soy un afiliado de base. Estuve en UGT pero no me gustó.

¿Tenéis vinculación orgánica o recibís apoyo de algún sindicato? Os lo preguntamos porque vimos vuestro logo en un ciclo de conferencias sobre sindicalismo organizado el año pasado por la CGT de Valencia. 

No tenemos vinculación orgánica con ningún sindicato ni recibimos apoyo económico de nadie. Nos lo pagamos nosotros mismos. Todo.

Sí, el año pasado colaboramos en unas jornadas de sindicalismo con CGT. Fue una cosa puntual. Y sí pusimos el logo de sindicalismo.org en el acto. No tenemos problema en participar en actos públicos con otros sindicatos, si el acto merece la pena y es interesante.

Muchas de las noticias que publicáis provienen del entorno de organizaciones que se consideran anarcosindicalistas, pero llama la atención que deis cabida a otras siglas y tendencias. 

Somos un espacio abierto para la difusión de las luchas obreras y también para su historia, con una visión libertaria pero no excluyente con otras tendencias. Tenemos contacto con gente de distintos sindicatos, también a escala mundial con varias internacionales sindicales.

Por otra parte, el término “anarcosindicalismo” no se utilizó hasta principios de los años 30. Hasta entonces se llamaba sindicalismo revolucionario, no hacía falta bautizarlo como anarco. La santa beatería del purismo viene con la cantinela de que todo el sindicalismo internacional  tiene que ser espejo y semblanza de la tradición anarcosindicalista. Todo lo contrario. En Francia muchos anarquistas no están en sindicatos anarcosindicalistas: dentro de la CGT Francesa están los CSR, comités sindicalistas revolucionarios, y también en varias uniones sectoriales de la CGT Francesa te encuentras con gente que lleva la bandera anarcosindicalista (roja y negra); otros libertarios están en Solidaries o en SUD.

Reconocemos todas las tendencias internacionales, otra cosa es que estemos de acuerdo con algunos. Damos prioridad a las noticias de conflictos sindicales, al margen de quién esté capitaneando el tema o no.

¡Y que lo digas!Lo mismo informáis de la huelga de guionistas en Hollywood que de la huelga en la Tesorería General de la Seguridad Social. En el mundo globalizado de hoy, ¿opináis que el internacionalismo sigue siendo igual de válido que antaño?

Totalmente, a pesar de que las coordinaciones sindicales internacionales son más simbólicas que prácticas. Pero al final los medios de comunicación se hacen eco de ciertas luchas internacionales, como es el caso de la lucha de las pensiones en Francia o las últimas huelgas en Reino Unido y EEUU.

El internacionalismo es fundamental y necesario para cualquier movimiento sindical que pretenda cambiar el estado de las cosas; es necesaria la solidaridad de clase local, nacional e internacional.

Uno de los grandes problemas que tiene el sindicalismo a escala global es su tendencia al corporativismo, a pensar que los problemas son solo de una empresa. Eso es castrar la lucha sindical; los conflictos hay que extenderlos.

Tenemos presente también a las organizaciones clásicas del anarcosindicalismo internacional como es el caso de la SAC en Suecia y la IWW en EEUU, o en el caso del país vecino francés nuestros compañeros de la CNT-SO, una organización nueva, con pocos años, que recoge la práctica anarcosindicalista de la CGT española. El problema es que estas 3 organizaciones , por desgracia, son minoritarias a pesar de ser un caldo histórico en sus respectivos países.

Publicáis noticias propias y también reproducís textos de otros medios. ¿Cómo os organizáis?

No somos un medio profesional, nadie vive de esto. Principalmente los trabajos los preparamos tras las firmas Redacción Sindicalismo y Agencias Confederales, a través de informaciones que nos llegan por medios sindicales y colaboraciones. Traducimos textos que nos llegan de noticias o conflictos sindicales. Y publicamos noticias de otros medios indicando procedencia y autoría.

Ahora tenemos 6 colaboradores, que sobre todo hacen artículos de opinión, más 80 suscriptores. Nos siguen principalmente desde España porque el contenido es en castellano, pero también nos visitan desde EEUU, Francia, México, Colombia, Bélgica, etc.

El pasado mes de abril, CNT-CIT, CGT y Solidaridad Obrera firmaron un documento pro unidad sindical que tuvo cierta repercusión mediática. ¿Cómo veis el asunto? ¿Está teniendo –aunque sea pronto todavía para sacar conclusiones– o va a tener influencia en la práctica sindical cotidiana?

Por desgracia, no tiene más repercusión que la que tú le quieras dar. La CNT-CIT tiene como mucho 9.000 afiliados; la Soli no creo que llegue ni a los 2.500; la CGT tiene más peso sindical, con 100.000 afiliados y alrededor de casi 10.000 delegados.

Además, hay algunas dudas con relación a tu pregunta, porque en dicho documento no está la CNT-AIT… no están entonces todos los sectores del anarcosindicalismo.

La otra es si las organizaciones que firman dicho documento tienen legitimidad para hacerlo. ¿Lo han consultado con sus bases? Parece que es una cuestión de los “dirigentes” de esos sindicatos, y si no lo han consensuado con sus bases…

El mismo manifiesto es poco clarificador, mucha paja y poco más. Es el típico texto que te firmarían en cualquier plataforma o coordinadora. Darle valor como si fuera un documento histórico es una tomadura de pelo o una operación de marketing más que una realidad. Hay quien se ha tragado la noticia y la foto de una forma claramente acrítica. De todas formas esto solo tiene una importancia simbólica, porque quienes tienen buen rollo coinciden, y donde hay diferencias, no.

Nosotros apostamos por la unidad del anarcosindicalismo, que quede claro, pero de una forma más transparente, sin postureos de dirigentes y con el consenso de la afiliación.

Por otro lado, una parte del anarquismo, incluyendo los restos del naufragio del anarcosindicalismo, no ha dejado de atacar a la CGT desde los años ochenta, incluso a nivel internacional, haciendo un relato falsario sobre los procesos de división del anarcosindicalismo, como relata el propio Héctor A. González Pérez en su libro El caso Scala y otras leyendas del anarcosindicalismo durante la transición (2023).

El anarcosindicalismo del siglo XXI lo representa la CGT, que no deja ser una nueva CNT y una alternativa para la clase trabajadora. Todo lo demás son tabús y operaciones de marketing para engañar a los más despistados, porque el resto del anarcosindicalismo español tendría que reconocer que la CGT no es solo la organización libertaria con más capacidad y afiliación en toda España, sino también en todo el mundo. No existe hasta la fecha otra organización de corte anarcosindicalista con la capacidad y afiliación en ningún otro país que no sea la CGT española.

Si se quisiera dar pasos a una conciliación del anarcosindicalismo español, sería la unificación de tendencias: por una parte la unión de Solidaridad Obrera con la CGT, y por otra la unión de la CNT-AIT con la CNT-CIT. A partir de esto se podría tener un soplo de esperanza, pero el presente es muy cabrón y todo pinta que hay quien está muy a gusto dirigiendo su reino de taifas, por muy minoritario que sea.

Históricamente, el éxito de la CNT tuvo que ver con su sentido práctico, con la capacidad de adaptarse a la organización del sistema productivo. Vosotros que sois sindicalistas, ¿cómo veis el panorama actual del anarcosindicalismo en este sentido?

Son los viejos problemas de siempre; parecen nuevos, pero no lo son. El actual sistema económico va sin duda por delante y no nos queda otra que adaptarnos en la práctica sindical. Un ejemplo sería el de los raiders, estos compañeros y compañeras que reparten en moto, bici o patinete. En los años ochenta y noventa los llamábamos mensajeros, y casualmente, cuando empezaron tenían los mismos problemas que los raiders: no se les daba de alta en la Seguridad Social ni tenían convenio; su salario dependía del número de reparto y, por supuesto, no tenían vacaciones.

¿Qué sucedió? Pues la historia se repite, casi calcada. En los años ochenta se crearon las primeras Coordinadoras de Mensajeros, como los raiders actualmente, para exigir mejoras laborales, sobre todo en las grandes ciudades: Barcelona, Madrid y Valencia. El segundo paso es cuando estos compañeros comprenden que una Coordinadora o una plataforma están bien para coordinar de tú a tú y denunciar, pero no es un sindicato, no vas a poder crear secciones sindicales ni presentarte a delegado sindical, ni vas a tener los derechos y garantías sindicales. Es entonces cuando en esos años ochenta se dieron los primeros pasos, principalmente con dos sindicatos: CCOO y CNT (CGT).

El caso de los raiders es solo un ejemplo. Con la llegada global de internet en el año 2000, los puestos de los mensajeros prácticamente desaparecieron, ya que la mayoría transportaba documentos en papel. Pero del mismo modo que la capacidad tecnológica destruyó empleos, también creó nuevos, aunque con los viejos problemas de siempre, y otra vez a volver a empezar.

Otro de los problemas que tiene que hacer frente el sindicalismo hoy es también otro problema histórico: la falta de cultura y de interés por formarse por parte de las personas trabajadoras. Cuando llegan a un sindicato, algunos por desgracia solo quieren saber si cobran bien; lo de organizarse sindicalmente no lo tiene tan claro de entrada y, lo peor, no entienden por qué deberían hacerlo.

El sindicato debe hacer una labor cultural para arrinconar y desarmar el discurso individualista; el sindicato debe hacer un relato propio para que la gente entienda que conseguir mejoras es algo natural, racional y lógico, y que no hacer nada y dejar que te exploten miserablemente es lo innatural y totalmente estúpido.

Hoy nos encontramos con una baja afiliación sindical por parte de los trabajadores, muchos con una falta preocupante de conciencia de clase, pero como decíamos antes, también con problemas coyunturales. La  precariedad campa a sus anchas en sectores como las camareras de hotel (las kellys) o los camioneros, por nombrar solo los más sangrantes.

Otro de los casos que nos gustaría no olvidar es el de las luchas en sectores muy feminizados, donde casi el 90% del personal son mujeres. Uno sería el de los Call Centers y otro el de las compañeras que trabajan para el conocido grupo ZARA. Estas últimas han conseguido mejoras importantes en sus salarios después de las movilizaciones estatales, que tuvieron un fuerte eco y repercusión mediática. También hay que tener en cuenta otros sectores que son en su mayoría de mujeres, pero además son migrantes, como es el caso de los servicios de limpieza y el de cuidados en domicilios, trabajos altamente precarios en que es habitual trabajar sin estar dado de alta en la Seguridad Social.

Para terminar, faltarían los grandes desafíos en materia sindical. Uno sería el caso de la robotización del trabajo y de la Inteligencia Artificial (IA). Otro, la conciliación de hombres y mujeres en el trabajo. Otro más, la reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales o cuatro días a la semana. Por último, y no menos importante, caminar como sociedad hacia un modelo de trabajo y consumo que respete el medio ambiente.

Desde el punto de vista anarcosindicalista en España, la organización que mejor capacidad de adaptación ha tenido a los cambios laborales desde los ochenta es sin duda la CGT, por mucho que algunos no lo quieran reconocer o incluso lo ninguneen. Ojo, no decimos que existan organizaciones perfectas; todas tienen sus defectos y carencias, como cualquier grupo social. Pero la realidad es la que es.

Podemos concluir que en materia sindical, y pese a las mejoras de algunos sectores que han peleado con huelgas y luchas, queda mucho trabajo por hacer.

Trabajadores de Seat en los años ochenta, antes de los cambios de siglas de CNT a CGT

Cambiemos de tema. El modelo de ELA en el País Vasco, basado en cuotas altas y cajas de resistencia para aguantar huelgas larguísimas, está resultando exitoso. ¿Por qué no se extiende ese modelo al resto de España?

Euskadi está a la cabeza de huelgas de toda España, es donde más huelgas se realizan en los últimos años, lo cual se puede contrastar con las últimas estadísticas. No creo que el motivo sea por tener cajas de resistencia. La USO tiene la suya propia y no se come nada desde hace años. Se debe más a condiciones sociales y culturales propias del entorno, puesto que en Euskadi existe un tejido asociativo fuerte que respalda o confluye con el sindicalismo, y tiene muy reciente en la memoria las reconversiones industriales de los años ochenta y noventa. Tiene una identidad propia. Y en el caso de ELA no solo se debe al trabajo sindical que están haciendo, sino a lo que no están haciendo los otros sindicatos en Euskadi.

La siguiente pregunta te la respondo con el segundo dato de la estadística. Cataluña es el segundo lugar donde más huelgas se hacen, comparte un tejido asociativo parecido a Euskadi, pero a diferencia de ésta, la organización que más huelgas hace, incluso superando a CCOO y UGT, es una organización anarcosindicalista, la CGT, que se ha convertido allí en la tercera fuerza sindical.

Posiblemente el trabajo sindical que tanto ELA puede hacer en Euskadi como la CGT en Cataluña no se esté realizando en el resto del territorio español, o quizá sí se haga pero los resultados tardan más en llegar. El tiempo lo dirá.

Y ya para acabar, ¿cómo valoráis las últimas huelgas y movilizaciones que se están dando en EEUU?

Nosotros seguimos las luchas obreras en EEUU desde “La gran renuncia”, que fue una acción psicológica y social en respuesta a la pandemia en que millones de personas trabajaron como elementos esenciales en la economía. Camioneros, personal de supermercados y un largo etcétera en la cadena de suministros, ya venían de condiciones miserables en sus salarios y se dieron cuenta de que su trabajo era una mierda y renunciaron a su puesto en busca de un empleo mejor, o simplemente dieron por primera vez más valor a su vida que a su trabajo.

En EEUU este último verano ha sido un verano caliente. Hay una huelga masiva de actores y guionistas de Hollywood que acaban de alcanzar un acuerdo salarial luego de 5 meses de huelga. Los trabajadores de UPS estuvieron a punto de ir a la huelga por su convenio colectivo y también hubo huelgas de trabajadores de hoteles en California. Las masivas huelgas en el sector de la automoción…Hace unos días los trabajadores de Hoteles y Casinos de Las Vegas votaron ir a la huelga.

Hay un despertar sindical en este país, en EEUU hay un apoyo masivo a las huelgas: un 75 % de la población apoya a la huelga de la UAW y dos tercios apoyan a los sindicatos.

La huelga de la UAW lucha justamente contra los bajos salarios, las largas jornadas laborales, la falta de pensiones, la ausencia de indexación de salarios por el aumento del costo de vida, la tercerización y subcontratación, etc. En el neoliberalismo, los trabajadores vieron una y otra vez cómo se rescataba con dinero público a los empresarios mientras ellos se llevaban la peor parte de la crisis. Esto, junto con un mercado laboral con baja desocupación, crea las condiciones para un movimiento obrero fuerte. Que sin duda, puede y debe extenderse a otros países como ejemplo de lucha obrera.

Pues nada más. Gracias por atendernos y larga vida a sindicalismo.org

Gracias a vosotros, compañeros.

¡Salud y Sindicalismo!